A fines de abril, la Empresa Portuaria de San Antonio (EPSA), a cargo de la construcción del megapuerto, entregó su estudio del proyecto al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). El documento activó las reacciones en la orilla contraria: cuestionamientos de parte de organizaciones y científicos, que se expresaron mediante el envío de cartas al director y una solicitud de término anticipado del proyecto.
Fuente: The Clinic
Ocurrió el pasado 30 de abril. Autoridades del Puerto de San Antonio enviaron su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) al SEIA para que éste evalúe los impactos ambientales que pueda generar el proyecto del megapuerto, que incluye la construcción de dos nuevos terminales adyacentes a la instalación portuaria actual de la ciudad y requerirá una inversión de 3.500 millones de dólares.
Pero las aguas no están quietas.
De concretarse dicho proyecto, la nueva estructura limitaría con la desembocadura del río Maipo, lugar donde se aprobó la creación de un Santuario de la Naturaleza a fines de 2019 por ser un área de gran valor biológico y contener diversos espacios y especies de conservación como humedales, dunas costeras, anfibios, aves y peces. No obstante su creación a fines del año pasado, este lugar se oficializó recién el 9 de julio pasado, mediante su publicación en el Diario Oficial. Por eso no fue declarado como tal en el informe de la Empresa Portuaria de San Antonio (EPSA), que está a cargo del proyecto de megapuerto.
Según el Servicio de Impacto Ambiental (SIA), los estudios de impacto ambiental permiten determinar si un proyecto se hace cargo de los efectos ambientales que genera mediante la aplicación de medidas de reparación o compensación adecuadas. Por la pandemia, estas tramitaciones están suspendidas hasta al menos el 31 de agosto por la imposibilidad de generar un espacio de participación ciudadana para discutirlo, condición que es requerida por ley dentro del Estudio de Impacto Ambiental.
Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil y académicos han insistido en que la investigación e informe de EPSA no considera todos los impactos significativos que tendría la construcción sobre el Santuario y sus alrededores, motivo por el cual enviaron una solicitud al SEIA para que determine el término anticipado del proyecto.
Durante estos días, la tensión entre estas agrupaciones y la Empresa Portuaria ha continuado. El fin de semana pasado, el miembro de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, Diego Luna, y Patricio del Fierro, subgerente de Medio Ambiente del Puerto de San Antonio, discutieron sobre la validez del proyecto mediante una serie de cartas al director publicadas en el diario La Tercera.
En el contenido de estas cartas, Luna dijo que el proyecto de evaluación ambiental presentado por el EPSA debe ser retirado porque no permite hacer un análisis completo de los impactos reales del proyecto. Al día siguiente, Del Fierro contestó que dichas afirmaciones “una vez más, no se condicen con la realidad y desestiman el trabajo que por más de diez años hemos llevado adelante” y aseguró rechazar cualquier interpretación que argumente falta de información de su EIA.
LOS CUESTIONAMIENTOS
El pasado 13 de agosto diversas organizaciones, científicos y académicos solicitaron al SEIA, a través de una declaración pública, el término anticipado del proyecto del megapuerto por concluir que el estudio carecería de información relevante y esencial para su evaluación. Entre los demandantes están la Fundación Cosmos, el Movimiento Ojos de Mar de Llolleo y el especialista en Conservación de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, Diego Luna. El alcalde de Santo Domingo, Fernando Rodríguez, dijo que el municipio también se suma a la solicitud: así lo declaró en un conversatorio organizado por la Fundación Cosmos sobre los impactos del proyecto sobre el Humedal Río Maipo.
El documento presentado por las agrupaciones afirma, entre otras cosas, que el estudio plantea la posibilidad de rellenar y eliminar las lagunas de Llolleo como única alternativa del proyecto y que “no tiene los antecedentes necesarios para ser evaluada en su mérito y concluir que efectivamente compensaría la pérdida de biodiversidad generada”.
El director de la Fundación Cosmos, Diego Urrejola, sostiene además que la zona declarada como Santuario de la Naturaleza no fue considerada como un área protegida: “Lo que debieran haber hecho ellos en el EIA era evaluar el terreno como si existiera el área protegida ya declarada oficialmente, porque eso iba a ocurrir tarde o temprano. El Santuario de la Naturaleza no fue reconocido por el estudio no sólo porque no lo pusieron en el plano, sino que la evaluación que ellos hacen de los impactos no considera su existencia”.
Además, señala, que el proyecto carece de información relevante y esencial para su evaluación. “Tenemos evidencia científica de que el proyecto tiene una mala línea base por falta de información y por eso están subvalorando los impactos significativos que va a generar el proyecto sobre el ecosistema y ejemplos de eso tenemos muchos. Por ejemplo, no reconocen la importancia del sector de las Lagunas de Llolleo para la nidificación del pilpilén común, que es una especie catalogada recientemente como amenazada por el Ministerio del Medio Ambiente”, afirma.
EPSA RESPONDE
Desde la Empresa Portuaria de San Antonio consideran que no existen argumentos sustanciales que ameriten el retiro anticipado de su EIA. “Su contenido ha sido preparado para dar cumplimiento con todas las normas establecidas en la legislación ambiental vigente en el país y el contenido de las guías e instrucciones que ha impartido la autoridad ambiental sobre esta materia”, sostiene el subgerente de Medio Ambiente del Puerto, Patricio del Fierro.
Del Fierro también insiste en que, como el EIA se presentó oficialmente antes de que se publicara el decreto que declara al humedal como Santuario de la Naturaleza, no podían incorporar en el estudio esa declaración. Sin embargo, asegura que éste incluyó la descripción de todos los aspectos asociados al área del Santuario. “Nuestro estudio ha reconocido el valor ambiental del estuario del río Maipo, donde se inserta el Santuario de la Naturaleza y efectuó también el análisis y evaluación del potencial impacto que el proyecto podría generar en el área, proponiendo un plan de seguimiento para monitorear en el largo plazo que las variables evolucionen de acuerdo con lo evaluado”.
Al ser consultados sobre el punto de la eliminación de las lagunas de Llolleo, Del Fierro confirmó que el proyecto considera su afectación y compensación. “Se propone la implementación de una nueva área en un sector aledaño al lugar donde hoy se encuentran las Lagunas de Llolleo, que considere la creación de una nueva laguna y un nuevo hábitat para la flora y fauna. (…) Lo anterior es avalado por los estudios técnicos que se desarrollaron para el EIA del proyecto”.
Sobre la compensación de las lagunas, la autoridad de la Empresa Portuaria también enfatiza que éstas serían modificadas sólo una vez que así lo resuelva la Resolución de Calificación Ambiental; es decir, la autorización que entrega el SEIA cuando se termina el proceso de evaluación de los estudios de impacto ambiental.
OTRA MIRADA
El exministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, cree que las distintas visiones que hay sobre el proyecto del megapuerto podrían complicar su desarrollo. “Va a ser un conflicto ambiental. Va a ser complejo, porque, por un lado, puede haber un sector de la comunidad de San Antonio que le interesa que esto se lleve a cabo para poder fortalecer la actividad portuaria de la zona y entiende que hay una zona que va a ser impactada; pero, por otro lado, están quienes defienden el Santuario de la Naturaleza, que también es digno de conservar y que las medidas tomadas sean capaces de mantenerlo intacto”.
También indica que lo que debe prevalecer por sobre todo es que los estudios de impacto ambiental se entreguen con una línea base apropiada para poder determinar que los impactos que declara fueron analizados adecuadamente, porque, de lo contrario, es rechazado o se les da término anticipado. “Este tipo de obras son importantes y estratégicas. Tienen que venir bien diseñadas desde el comienzo y los EIA no tienen que ir arreglándose en la marcha, sino que deben revisarse de forma correcta desde el principio, así se ahorra mucho tiempo”, señala.