“El estudio incorpora los cambios en el tiempo para las dos fechas analizadas, evaluando la fragmentación de la vegetación natural y, finalmente, se propone la identificación de una señalización territorial que informa de las áreas prioritarias para la protección en las cuencas estudiadas”, dijo Pliscoff, profesor de Ecología y Geografía en la PUC.
Fuente: Diario Aysén
El estudio “Análisis del estado actual de los ecosistemas terrestres, asociados a dos cuencas en Chile central: Maipo y Maule”, fue presentado este jueves 27 de agosto durante un seminario web donde, además, se llevó a cabo un panel de conversación para proyectar la forma de lograr un desarrollo sostenible en los territorios durante los próximos 20 años.
La investigación fue elaborada por el geógrafo y doctor en Ecología Patricio Pliscoff, para Escenarios Hídricos 2030, iniciativa que desde 2016 trabaja para contribuir a lograr la seguridad hídrica del país.
Según explicó Pliscoff durante su presentación, se usaron como base los resultados de la cobertura actual de uso de suelo generados por el proyecto “Catastro y Evaluación de los recursos vegetacionales nativos de Chile”, realizado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf), y considera un periodo de 20 años, entre 1995 y 2016.
“El estudio incorpora los cambios en el tiempo para las dos fechas analizadas, evaluando la fragmentación de la vegetación natural y, finalmente, se propone la identificación de una señalización territorial que informa de las áreas prioritarias para la protección en las cuencas estudiadas”, dijo Pliscoff, profesor de Ecología y Geografía en la PUC.
La investigación se enfoca principalmente en dos zonas de las cuencas: los ecosistemas boscosos ribereños (o riparianos) y los presentes en las cabeceras de las cuencas, por su valor esencial en la regulación del sistema hídrico.
Al comienzo de la actividad, la gerenta de sustentabilidad de Fundación Chile, Ángela Oblasser, explicó que “este estudio, donde se analiza lo que ha ocurrido en los últimos 20 años en los ecosistemas terrestres de las cuencas de los ríos Maule y Maipo, es un insumo que entrega información clave, pues lo que ocurre en esos ecosistemas, la pérdida de vegetación natural debido al cambio en el uso de suelo, tiene una incidencia directa en el ciclo hídrico”.
“Conocer lo que ha ocurrido en estas cuencas en las últimas décadas nos permite dimensionar cómo las decisiones de desarrollo han afectado a los ecosistemas y la disponibilidad de agua, y eso, a su vez, nos da la oportunidad de tomar conciencia de las consecuencias que tendrán en los territorios las decisiones que estamos tomando ahora”, agregó Oblasser.
Insumo para EH 2030
Escenarios Hídricos 2030 usará los resultados de esta investigación como parte del material de su segunda fase de trabajo, que comenzó a principios de este año y tendrá una duración de 18 meses. Al cabo de ese periodo se prevé la entrega de varios productos, entre los que destacan: propuesta para una nueva institucionalidad del agua tanto a nivel nacional como para la gobernanza en los territorios; hojas de ruta para dos cuencas piloto, con la combinación óptima de medidas, acciones y soluciones (MAS) para alcanzar la seguridad hídrica en esos territorios; metodología de elaboración de hojas de ruta replicable en todas las cuencas del país.
Para lograr lo anterior, se está trabajando tanto a nivel nacional como a nivel de territorio, en dos cuencas piloto: Maule y Maipo. Para desarrollar su labor, EH2030 se articula como un espacio de diálogo multisectorial, orientado a encontrar soluciones colectivas, creativas y originales, mediante el intercambio de ideas y la promoción de los acuerdos. Para esto, cuenta con diversas instancias donde participan representantes de instituciones del Estado, municipios, sector productivo, mundo académico, usuarios de agua (APRs, juntas de vigilancia), comunidades y ONGs, entre otros.
La coordinadora de EH2030 para la cuenca de Maule, Claudia Galleguillos, explicó que el análisis de los ecosistemas terrestres es necesario para entender cómo abordar la crisis hídrica en el país. “Esto es evidente si consideramos que, por ejemplo, la recuperación de un 10% de bosque nativo en una cuenca o microcuenca aporta un 14% de caudal de agua en forma permanente, incluso en época de estiaje”, dijo.
En el caso de la vegetación ribereña –señaló Galleguillos – su presencia produce una serie de impactos positivos en los cursos de agua, los que incluyen: procesar mayor cantidad de materia orgánica y capturar más nitrógeno, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luz. En tanto, la vegetación de cabecera de cuenca, cumple un rol esencial en la mantención de la cobertura orgánica del suelo, especialmente a mayores pendientes, lo que permite un control natural del grado de sedimentación y materia orgánica presentes en los cursos de agua.
Principales resultados
El estudio arroja cifras preocupantes en relación a la pérdida de ecosistemas en ambas cuencas, principalmente a causa de la expansión forestal en el caso de Maule, y a la expansión urbana en Maipo.
Los resultados señalan –dice el informe- que la mayor pérdida de vegetación natural se da en los ecosistemas ubicados en las zonas bajas (costeras) de las cuencas, con ecosistemas que han perdido más del 20% (Bosque Espinoso costero en la cuenca del río Maipo) y 30% (Bosque Caducifolio costero en la cuenca del río Maule) de su superficie remanente en la cuenca en los últimos 20 años. Siendo el mayor motor de cambio la expansión urbana en la cuenca del Maipo (que se ha expandido sobre suelo agrícola en más de un 15% en 10 comunas urbanas y periurbanas) y las plantaciones forestales en la cuenca del Maule (con una expansión superior al 20% en siete comunas del sector costero de la cuenca). A continuación, otras conclusiones del estudio:
En la cuenca del Maule
✔ La pérdida de vegetación natural por uso del suelo con fines forestales se evidencia especialmente en las comunas del sector de la cordillera de la costa de la cuenca del Maule: Cauquenes (27,9%), Pencahue (27,3%), Empedrado (25,5%) y Quirihue (33,4%).
✔ El aumento de la superficie de plantaciones forestales en la zona costera es relevante por dos aspectos: 1) Los ecosistemas costeros en la cuenca del Maule son considerados como “En Peligro Crítico” según la lista roja de ecosistemas, que corresponde al mayor nivel de riesgo que puede tener un ecosistema; 2) Potenciales incendios forestales, siendo el mega incendio del año 2017 de alto impacto, haciendo aún más importante la protección de los escasos fragmentos con vegetación nativa existentes en las comunas costeras de la cuenca del Maule.
✔ Las zonas de mayor valor ecológico corresponden a los ecosistemas que han perdido mayor superficie y que poseen una categoría de amenaza mayor a nivel nacional, siendo los Bosque Caducifolio costero en la cuenca del Maule. Estas áreas se deberían convertir en prioridades de restauración, ya que la recuperación de su cobertura permitiría desacelerar los procesos de pérdida y fragmentación, y en el caso de los fragmentos remanentes de vegetación boscosa ripariana y de cabecera de cuenca, su protección debería ser tomada como máxima prioridad para mantener los procesos ecosistémicos en la cuenca.
En la cuenca del Maipo:
✔ Solo en los últimos 20 años las zonas más cercanas a la costa han perdido más del 20% de Bosque Espinoso costero de su superficie remanente en la cuenca, debido principalmente a la expansión de la superficie forestal de Eucalipto en esta zona. Mientras, el Bosque Espinoso Interior presenta una pérdida cercana al 17% en los últimos 20 años, debido principalmente a la expansión urbana.
✔ El Bosque Caducifolio y el Bosque Esclerófilo andino han tenido un proceso de pérdida de su distribución histórica superior al 50%.
✔ Las zonas de mayor valor ecológico corresponden a los ecosistemas que han perdido mayor superficie y que poseen una categoría de amenaza mayor a nivel nacional, siendo los Bosques esclerófilos en la cuenca del Maipo.
✔ Estas áreas se deberían convertir en prioridades de restauración, ya que la recuperación de su cobertura permitiría desacelerar los procesos de pérdida y fragmentación. En el caso de los fragmentos remanentes de vegetación boscosa ripariana y de cabecera de cuenca, su protección debería ser tomada como máxima prioridad para mantener los procesos ecosistémicos en la cuenca.
✔ Las comunas que presentan mayores cambios en expansión urbana en los últimos 20 años son: Calera de Tango (30,3%) y Cerrillos (23.8%) en el sector sur; Renca (19,2%), Quilicura (18%) y Huechuraba (17,7%) en el sector norte; Peñalolén (14,1%) y Puente Alto (19,5%) del sector oriente de Santiago, que se han expandido hacia zonas precordilleranas, sobre los ecosistemas de Bosque Espinoso Interior y Bosque Esclerófilo Andino.