La iniciativa parte desde distintas agrupaciones medioambientales de las comunas de El Monte, Talagante, Peñaflor, quienes vienen trabajando hace varios años en el sector.
Fuente: El Líder
Los ciudadanos de la provincia de Talagante se unieron para crear un corredor biológico que proteja al río Mapocho y sus habitantes. La iniciativa parte desde distintas agrupaciones medioambientales de las comunas de El Monte, Talagante, Peñaflor, quienes vienen trabajando hace varios años en el sector y que ante la puesta en vigencia de la nueva Ley n° 21.202, que brinda protección a los Humedales Urbanos.
De esta forma “se han articulado para asegurar la existencia de estos ecosistemas, de increíble riqueza en biodiversidad”, según indicaron.
“Nadie creería que tan cerca de Santiago podemos encontrar hasta setenta especies de aves, cohabitando con ranas chilenas, sapito de cuatro ojos, pancoras, coipos, quiques, pejerreyes y bagres, entre muchos otros animales. Lamentablemente ellos están siendo amenazados por la presión de las comunidades que no han aprendido a convivir con el río”, indicó David Román de Frente de Río.
Agregó que “los peligros de la extracción de áridos, los vertederos clandestinos, el desvío de aguas, los loteos brujos, las viviendas y sembradíos informales son algunas de las problemáticas”.
Expuso a nombre del colectivo que “estamos en un momento crucial, en que podemos empezar a hacernos cargo de estos lugares o perderlo todo. Nosotros hemos decidido dar la batalla, para crear zonas de protección donde la comunidad tenga un encuentro significativo y respetuoso con los habitantes de la naturaleza, aprendiendo de ellos y dejando atrás un pasado de descuido y explotación”.
“Es por esto que insistimos en la necesidad de crear parques naturales, interconectados por corredores biológicos. No se trata de hacer parques encementados y llenos de luminarias, que además de su elevado costo, resultan sumamente invasivos para la flora y fauna. En todo el mundo la tendencia está cambiando y el llamado es a cambiar este tipo de parques totalmente urbanizados, por unos más ecológicos respetando, por sobretodo, el paisaje natural y su conservación”, destacó.
Es importante renaturalizar de esta forma nuestras ciudades, esto traerá beneficios a sus habitantes, incluso económicos. Un parque arbustivo-boscoso alrededor del río, requiere de una inversión mínima en comparación a un parque urbanizado. Este pensamiento es coherente con la forma en que debemos planificar actualmente las grandes urbes.
Los bosques urbanos integran vegetación y fauna capaces de convivir con el resto de los elementos de una ciudad. Son espacios en los que los habitantes pueden realizar actividades respetuosas y disfrutar del contacto con la naturaleza sin salir de su territorio ni incurrir en grandes gastos. También aportan muchos otros beneficios como mejoras en la calidad del aire, reducción de la temperatura local de 2 a 5 °C, disminución del estrés y un incremento exponencial en la infiltración de aguas lluvia a las napas subterráneas.
“En cuanto al requerimiento de corredores biológicos, este se sostiene en que no sirve de nada tener áreas de protección desconectadas como islas de biodiversidad, ya que las costumbres animales y la necesidad de genética obligan a pensar en áreas de conexión entre las especies, como rutas de desplazamiento en estos corredores”, expuso.
“Es importante pensar que nuestro trabajo se debe articular con las autoridades encargadas de velar por el río, que hasta el momento han tenido una postura dubitativa, ellos deben entender la urgencia de abandonar sus viejos patrones de pensamiento, alfabetizarse medioambientalmente y tomar una acción decidida por la acción de beneficiar al río”, finalizan desde Frente de Río.